3.6.15

Proyecto Historia

¡Hola lectores!
hoy os traigo una entrada un poco especial para mí, pues esta es el primer capítulo de una historia basada en las que he leído en Wattpad y que comencé a escribir hace ya bastante, a pesar de que no la he acabado ni la he publicado, así que me gustaría que pudierais opinar acerca de ella y si os gustaría que la continuara.

De momento, os dejo la sinopsis y el primer capítulo.
Si os esperáis la historia de una chica que vista de Prada o Dior, esta no es vuestra historia. Yo soy completamente lo opuesto. Yo no soy pija, superficial o una niña malcriada, aunque se empeñen en transformarme, lo mío son las motos de alto voltaje, los vaqueros rotos y las cazadoras de cuero. Además, solo hablo sarcasmo e ironía con grandes aportaciones de maldiciones. Pero claro, eso no es lo que buscan mi padre y la hiena histérica y rabiosa de su prometida, así que en un ataque de locura o bipolaridad, deciden cambiarme de continente y mandarme directa a Gales, más concretamente a la academia para niños ricos llamada Royal High, donde, por mi desgracia, pasaré interna, o encerrada -depende de como lo veáis- mi último año de secundaria. Pero, si hay algo que tiene claro Dana Wilson, es que, por muy aburridos y estirados que sean, conseguirá disfrutar su último año de secundaria. Bueno... si sobrevive a la escuela o... no la quema antes, lo que es más probable.
 
CAPÍTULO 1: La Oveja Negra
¿Alguna vez habéis tenido esa aprensión tan fuerte en el pecho que parece que os va a estallar?
¿Un dolor tan profundo que parece que te va a desgarrar el corazón? ¿No? Pues yo tampoco.
Por eso no creo en el amor. Para mi es otra simple mierda más creada por las tiendas y la gente para gastar el tiempo en tonterías en lugar de en cosas que realmente sirvan para algo.


Miro por la ventana y dejo que mi cara se bañe con los rayos de sol que cruzan el bosque. Nunca he sido una persona muy filosófica, para mi, las cosas siempre son blancas o negras, preferiblemente. No existe término medio, no hay gris entre ambos.
Eso me hace una pesona... especial. Por decirlo de alguna forma. O me amas o me odias. Pero eso nunca me ha importado.

Escucho el grito de una hiena rabiosa y pienso por un momento... ¿una hiena rabiosa? ¿Qué hace una hiena rabiosa en medio del bosque de Gales?
Entonces se enciende la bombilla, sí, una de esas de los dibujos animados, con lucecitas fosforescentes y con musiquita comercial estúpida tan pegadiza.
Os presento a Ashley.
¿Que quién es Ashley? La verdad, es que es una pregunta un poco complicada de contestar, pero la forma más fácil de resumirlo es con una sola palabra.
Arpía. 
Y la única persona capaz de atravesar con su aguda y chillona voz la música de mis auriculares.
Probablemente no sea la forma más apropiada de describir a la prometida ventiañera de tu padre, pero, realmente lo es.

- Hay nena, ¿¡qué me estas contando!? - dijo con su voz chillona a través del iPhone de última generación que sostenía en la mano -. Pues el mío a penas entra en mi dedo - y soltó una estúpida risa histérica. Hiena. Lo que yo decía.

Por si no os habéis dado cuenta, a mi padre no le importa gastar el dinero. A sus cuarenta y cinco años está comprometido por segunda vez, con una hija y bien acomodado gracias a una empresa de música. 
Pero ese es el único cliché en su vida, a parte de sacarle quince años de edad a su 'prometida'. Y es que yo, su hija, soy lo más alejado de un cliché que puede haber.

Si os esperáis la historia de una chica que viste de Prada o Dior, esta no es vuestra historia. Yo soy completamente lo opuesto. Yo no soy pija, superficial o una niña malcriada, aunque se empeñen en transformarme, lo mío son las motos de alto voltaje, los vaqueros rotos y las cazadoras de cuero.
Además, solo hablo sarcasmo e ironía con grandes aportaciones de maldiciones.

Pero claro, eso no es lo que buscan mi padre y la hiena histérica y rabiosa de su prometida, así que en un ataque de locura o bipolaridad, deciden cambiarme de continente y mandarme directa a Gales, más concretamente a la academia para niños ricos llamada Royal High, donde, por mi desgracia, pasaré interna, o encerrada -depende de como lo veáis- mi último año de secundaria.

- Ya hemos llegado - me sobresaltó la voz de Roger el cochero. Este era una de las pocas personas que me comprendían. A medias... cada vez que necesitaba alguien con quien hablar recurría a él y le contaba lo que me sucedía, pero el nunca hablaba o me decía nada, solo asentía.
En cierto modo, era reconfortante. Él no juzgaba o te culpaba por lo que hacías o pensabas.
Ashley le miró como si hubira pisado una gran mierda.

- Ashley, pareces que has pisado una de las mierdas de Oscar - Ashley me miro horrorizada. Yo puse los ojos en blanco y levanté mis manos en un suspiro -. Esta bien. Defecaciones.

No me molesté en volverme para ver su cara de nuevo, solamente salí por la puerta del Jeep que nos había traido y me dirigí a la maleta del coche para sacar mis dos maletas.
Golpée ligeramente una de ellas y escuché un suave pero audible ladrido.

Óscar.

Óscar es mi bulldog adorable, aquel que me persiguiría hasta el fin del mundo, y del que no pensaba desprenderme aunque estuviera interna en un estúpido instituto para niños pijos y malcriados, así que, sabiendo que a penas quedaban cinco minutos para llegar, me bajé del coche con la escusa de 'ir al lavabo' -lo que en realidad sonó más como «Si no bajo pronto creo que habrá que cambiar la tapicería» y lo cual me agenció una pequeña reprimienda de Ashley- para meter a Oscar en la segunda maleta que había traido exclusivamente para él, la cual también estaba agujereada por si acaso.

Saqué ambas maletas y las apoyé sobre el suelo para después colgarme una a la espalda y agarrar la otra por el manillar. Ashley ya había salido del Jeep y estaba unos metros más adelante saludando a una mujer chillaba como loca y hacía grandes aspamientos como si intentara espantar un enjambre de abejas.

Entonces le dediqué una mirada Royal High.
Por mucho que me matara decirlo, el edificio era increíble y maravilloso. Compuesto por cuatro plantas y construído con piedra pulida daba una visión de castillo antiguo. Además, los patios que había frente al lugar eran hermosos y verdes.

Cuando estaba a punto de moverme hacia él giré sobre mi espalda bruscamente, lo que me aportó un pequeño gruñido por parte de Óscar. Mire a Roger, completamente vestido de negro y esperando frente a la puerta de atrás a que Ashley llegara.

Finalmente me acerqué y, sin que lo esperara, le di un gran abrazo. Sus ojos marrones se abrieron con gran expectación, pero no tardó en devolverme el abrazo. Lo hecharía de menos, debería buscarme algún Roger por aquí...

Justo cuando me iba a ir, Roger me sorprendió diciéndome - Solo un consejo señorita Wilson. Proteje tu apellido y no cambies. Nunca - sus palabras me extrañaron pero le dediqué una sonrisa y me fui.

Llegué a donde había dejado mis maletas y revisé que Óscar estaba bien para después hecharle una mirada a Ashley, la cual ya se había alejado de la mujer con la que antes hablaba para entrar al Jeep.
Mi corazón se quebró un poco más pero lo ignoré y con paso decidido entré en el enorme edificio.

Por dentro todo era moderno pero sobrio y refinado. Todo allí gritaba números con muchos ceros. Unas grandes escaleras te dirigían a la planta de arriba, además en las paredes podías ver retratos de mujeres con vistosas jollas y rostros angulosos.

Iba tan pendiente del lugar que a penas me fijé en lo lleno que estaba... hasta que tropezaron conmigo y me caí. Un grito insano brotó de mi garganta e intente safarme del cuerpo que tenía encima y que a penas me dejaba respirar.

- ¿Estas bien? - preguntó una voz chillona a mi espalda. Soplé los mechones de pelo que se habían soltado de mi recogido improvisado y pude ver que una chica pelirroja miraba a la persona que estaba encima de mi con retintín. Un brillo malvado invadió sus ojos.

- Creo que ella ha amortiguado su golpe - dijo una voz masculina a su espalda. La persona que tenía encima se decidió a apartarse y porfin pude llenar mis pulmenes con aire. Giré sobre mi misma y pude observar mejor a la gente que había hablado.

La pelirroja era un poco más baja que yo, con ojos azules y el pelo liso sobre sus hombros. Iba vestida con una blusa y una pulcra falda de mezclilla. Sin embargo el chico era alto y robusto, con el pelo marrón y ojos miel.
Ambos lucían impactados.

Finalmente me levanté y quedé a su altura. Pasé las manos por mis vaqueros rotos y mi cazadora de cuero y mire a la gente que nos observaba. La gente iba vestida con blusas o camisas y pantalones o faldas de mezclilla. Supongo que una vez más Dana Wilson era el centro de atención.

Entonces reparé en la persona que yacía en el suelo. Era una chica menuda, con media melena rubia completamente rizada y unos grandes ojos marrones de cervatillo asustado. 
Estaba preparada para soltarle una de mis frases groseras y hacer que se disculpara, pero la vi tan indefensa y asustada que cambié la estrategia. A penas debía llegar a los trece.

Le tendí la mano y ella se levantó. Iba vestida como el resto de chicas, una monótona y homogénea blusa blanca acompañada por una falda de mezclilla.

- ¿Estás bien? - le pregunté. La gente nos miraba impasibles. Ella musitó un sí apenas audible y se perdió entre la multitud. Finalmente me di la vuelta hacia la chica pelirroja y el chico y cogí mis maletas.

- ¿Eres nueva? - me preguntó la pelirroja con una mueca desagradable y tono grosero. Yo me di la vuelta y la miré impasible a los ojos.

- ¿Te conozco? - la miré fijamente. Ella frunció el cejo y negó con la cabeza tras unos segundos. Yo sonreí - Ahí tienes tu respuesta - me giré a penas registrando como la cara de la muchacha se enrogecía completamente y la gente se reía.

Salí de la multitud y me dirigí a la pequeña recepción que había en la gran sala. Allí me atendió una mujer, esta tenía el pelo rubio recogido en un moño además la cara alargada con rasgos dulces.
Llevaba una placa sobre la camisa blanca donde pude leer «Maïtena».

- Disculpe, ¿podría decirme que hacemos aquí? - dije como tantas veces me había hecho practicar mi padre. Ella dirigió sus ojos verdes a mi y me sonrió mostrando una dentadura perfecta.

- Normalmente suelen esperar por sus compañeros para instalarse, pero como eres nueva puedes ir instalándote ya. Después deberás bajar.

- ¿Cómo sabré que debo bajar? - pregunté con curiosidad. Ella se rió.

- Créeme, lo sabrás. Ahora, ¿cuál es tu nombre? - me preguntó preparada para escribir en su portatil.
- Dana Wilson - arrugó su ceño mientras escribía en el portatil; finalmente su cara cambió una de sorpresa -. No tenemos ninguna Dana Wilson.




 

4 comentarios:

  1. Hola!
    Que primer capitulo tan interesante, me has dejado con ganas de saber que sigue...¿continuaras con la historia?. Escribes muy bien, deberías seguir. ¿la publicaras por Wattpad?, si es así avisa que te sigo!
    Un beso

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    Respuestas
    1. Muchísimas gracias por tu apoyo, Rose, significa mucho para mí.
      A ver si le saco algo de tiempo ahora que llegó el veranito y me pongo con él para continuar la historia, aunque ya tengo unos tres o cuatro capítulos, y en cuanto Wattpad aún no lo sé, tenía un par de historias empezadas, pero siempre me acabo olvidando de ellas, de todas formas mi usuario es @paula_touron ;)

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  2. Hola!!!
    Primero m encantaaaa esta historia.. T lo suplico, sigue con la historia!!! Publícala en wattpad o t juro m vuelvo locaaa!!! M encanta, m encanta demasiadooo
    Suerte con ella
    Un saludo!!!!

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    Respuestas
    1. Jajajajaja me ha encantado tu comentario, en serio, eres genial chica ;)
      A ver si me animo entonces gracias a vuestro apoyo, ya veré que hago, buff, lo intentaré :)

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